el duro dilema que debe resolver Massa


Él dijo Jorge Luis Borges: “Dos es una mera coincidencia, tres es una confirmación”. Y la frase se aplica completamente a la política económica de estos días, pues en marzo se confirmó que el retraso cambiario volvió a ser una política de Estadocontrariamente a lo que los propios funcionarios habían manifestado y a la aceleración de la devaluación que había solicitado el Fondo Monetario Internacional.

La tasa de devaluación de marzo fue de 6%, mientras que la inflación, según la estimación de las principales consultoras, tendrá un piso de 7%. De esta forma, se acumula el tercer mes consecutivo en que los precios le ganan la carrera al dólar.

Lo mismo había ocurrido en febrero, con un “crawling peg” del 5,4% mientras que el IPC registraba un 6,6%. Y antes, en enero, la inflación había sido del 6% mientras que el tipo de cambio había avanzado un 5,5%.

En conclusión, el primer trimestre del año confirma el regreso del “ancla cambiaria”: mientras la inflación acumulada en el período es del 21%, la tasa de devaluación retrocede desde una velocidad del 17,8%.

De continuar esta tendencia, la inflación cerraría el año en torno al 114% mientras que la devaluación sería del 92%. En otras palabras, la economía volvería a perder competitividad, dado que los precios, medidos en dólares, se encarecerían un 10%.

En realidad, no es un tema que sorprenda en un año electoral: es clásico que en vísperas de una votación se frene el ritmo de devaluación, de acuerdo con el principio de que ningún gobierno puede obtener un buen resultado en las urnas si no hay calma en el tipo de cambio. Pero también es cierto que el gobierno había se comprometió con el FMI a mantener una tasa de devaluación, al menos en línea con la inflación.

Ministro Sergio Massa se comprometió con el FMI a llevar la tasa de devaluación por encima de la inflación, lo que implicaría un cambio drástico respecto a la actual política cambiaria

Ministro Sergio Massa se comprometió con el FMI a llevar la tasa de devaluación por encima de la inflación, lo que implicaría un cambio drástico respecto a la actual política cambiaria

El tema fue objeto de un recordatorio en la última revisión del programa “stand by”y el equipo sergio masa Estuvo de acuerdo con la solicitud de la agencia.

“Para mejorar la acumulación de reservas, la tasa de devaluación debe estar consistentemente por encima de la inflación”dice el documento aprobado por el personal del FMI.

¿Otro cambio de moneda?

De concretarse el pedido del Fondo, eso implicaría un cambio significativo en el plan económico respecto a lo visto en los últimos tres meses.

Es cierto que es un ligero retraso si se compara con otros momentos de este gobierno. Durante 2021, el entonces ministro Martín Guzmán y el presidente del Banco Central, Miguel Pescehabían entrado en una senda de fuerte rezago cambiario, en la que por cada tres puntos de inflación el dólar apenas se movía un punto.

Fue uno de los principales temas que el Gobierno se comprometió a corregir cuando firmó el acuerdo de “stand by” con el FMI. Y, de hecho, el cambio en la política devaluatoria comenzó a notarse cuando Massa asumió el cargo. A partir de su debut como “superministro”, se empezó a notar una aceleración del “crawling peg”: en agosto se había situado en el 5,7%, subió al 6,2% en septiembre, al 6,4% en octubre y alcanzó un pico de 6,6 % en noviembre. En diciembre cayó al 6,2% pero seguía estando por encima del IPC de nuevo.

Esta política permitió moderar la “inflación en dólares”, que en 2022 fue del 12,7%, valor relativamente bajo si se tiene en cuenta que el año anterior había sido del 25%. Y es un punto que el equipo de Massa defendió en repetidas ocasiones como parte del programa de estabilización y recuperación de la competitividad. Por caso, el Viceministro Gabriel Rubinstein lo mencionó al responder a las críticas sobre la generación de una “bomba financiera”.

“En cuanto a la clavija móvil, se ha dejado de lado la política de retrasarla”Rubinstein lo expresa explícitamente, en la parte de su columna en la que analiza la política cambiaria y declara que el objetivo de corto plazo es reducir la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo.

Sin embargo, lo que se está viendo desde principios de año es un quiebre de tendencia en la política cambiaria: nadie se imagina que, ante una inflación superior al 7% mensual, el Banco Central acelera el ritmo de devaluación para mover el dólar un 8% mensual.

Para el kirchnerismo, una devaluación más acelerada puede convertirse, en sí misma, en un factor inflacionario

Para el kirchnerismo, una devaluación más acelerada puede convertirse, en sí misma, en un factor inflacionario

El kirchnerismo presiona por un “dólar ancla”

Para Massa, esta situación implica una complicación no solo a nivel económico, pero también a nivel políticoporque una de las principales críticas que se le hizo al kirchnerismo fue que había fomentado una “clavija móvil” que estaba consistentemente por encima de la inflación.

El argumento es que, en la situación de inflación creciente en la que se encuentra la economía argentina, una tasa de devaluación acelerada puede convertirse, en sí misma, en un factor inflacionario.

era el propio cristina kirchner quien, en su reciente discurso en la Universidad de Río Negro, Afirmó que la política de mantener el dólar por encima de la inflación, y la tasa de interés por encima de ambas, es un esquema que podría profundizar la crisis.

El argumento que viene planteando el kirchnerismo desde hace tiempo es que con la inflación al alza necesitas poner tus manos en un ancla. Alegan que muchos comerciantes que toman como referencia el dólar a la hora de fijar sus precios tenderán a acelerar sus alzas como cobertura, por lo que pueden entrar en una espiral nominal ascendente.

Esta política, que Massa llama “alineamiento de variables” y define como una forma de moderar las expectativas inflacionarias, ha sido señalada por Cristina Kirchner como uno de los puntos a revisar en el acuerdo con el FMI.

Y el punto se profundizó en el comunicado de La Cámpora titulado “El Fondo Monetario y los reveses de sus políticas”. En ese texto se insinúa que, lejos de buscar una disminución de la inflación, el acuerdo “stand by” la fomenta como forma de equilibrar las cuentas fiscales.

“¿Será que la morfina para que la gente apoye inicialmente el acuerdo es la inflación? Está claro que el acuerdo es inflacionario”, Es la declaración elocuente del grupo kirchnerista.

Toda esta situación pone una nota de duda sobre hasta qué punto el ministro Massa seguirá teniendo la convicción -y el apoyo político interno- para sostener su plan de que la tasa de devaluación supere al IPC y que la tasa de interés se mantenga positiva en términos reales.

A juzgar por lo que se está viendo en estas semanas con la relación entre el dólar y los precios, todo indica que el kirchnerismo podría imponer su punto de vista y que se ingresa a una nueva etapa de “dólar ancla”.

Como contrapartida, Massa no encontró prácticamente ningún obstáculo político para implementar el “dólar agrícola” que, de hecho, supone una devaluación temporal del 44%. Y, sobre todo, implica un acortamiento de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el del dólar paralelo: del 89% en que se encuentra hoy, bajará al 35%, lo que animará a los productores a apurarse en liquidar sus tenencias. .

Puesto en términos de precio internacional, los productores se quedarán con el 50% del precio al que cotizan soja en el mercado de Chicagomientras que hoy apenas se quedan con el 35%.

Con la aceleración inflacionaria, volvieron las presiones del FMI para que la tasa de interés se ubique en una zona positiva en términos reales

Con la aceleración inflacionaria, volvieron las presiones del FMI para que la tasa de interés se ubique en una zona positiva en términos reales

El tipo de interés a plazo fijo, ¿también está en el punto de mira?

El segundo dato que marca un cambio de tendencia, y que a pesar de no estar en el foco de atención política es muy seguido por los inversores, es el relación entre la inflación y la tasa de interés. A pesar de la reciente corrección de tres puntos en la tasa anual, Los plazos fijos continúan a la zaga de la inflación, ya que se ubican en 6,5% mensual.

Es otro de los puntos que contradecir las órdenes del FMIlo que destaca la importancia de mantener las tasas pasivas en términos reales positivos, como una forma de incentivar a los ahorristas a mantener la demanda de pesos y no buscar refugio en el dólar.

De hecho, la mayoría de los economistas no están de acuerdo con la posición del FMI sobre la importancia de la tasa de interés como arma antiinflacionaria. “Es una herramienta que claramente ha perdido efectividad en la economía local. Su baja incidencia se explica por la escasa profundidad del crédito bancario (menos del 7% del PBI) y que opera mayoritariamente a tasa fija“, argumenta un informe de la consultora Mega QM.

La expectativa del mercado es que el Gobierno implemente políticas diferenciadas para tarifas minoristas Sistema bancario y los que pagan el tesoro por los bonos con los que financia el déficit del gasto público. Mientras que en el primer caso no se percibe urgencia por subir tipos, en el segundo hay preocupación por mantener un tipo de interés real positivo, dados los grandes vencimientos que le esperan al Tesoro en el corto plazo -más de $3 billones en el segundo trimestre del año- -.

En cualquier caso, la lupa del mercado seguirá estando sobre el tipo, en la medida en que la inflación no dé muestras de moderación. Y es uno de los puntos que mayor debate interno ha generado en el Gobierno, dado que hay un sector que se queja de su efecto recesivo, debido a la aumento en el costo del crédito productivo.

Es cierto que si se hace la proyección anual, el tipo de interés efectivo -es decir, acumulando intereses sobre el capital- alcanza el 107%, con lo que todavía es discutible si ha llegado el momento de subir el tipo o si hay margen para hacerlo. esperar una moderación de la inflación. Pero, tal como está la perspectiva macroeconómica actual, y con los economistas pronosticando una inflación del 120 % para el año, las presiones sobre las tasas de interés se están haciendo sentir una vez más.



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