
El drama de los tiroteos en Estados Unidos pareciera no tener fin. No hay una semana sin que el país se despierte de luto con la noticia de una nueva tragedia. Y, de hecho, este 2023 arrancó mucho peor que años anteriores y va camino a batir todas las marcas históricas.
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De acuerdo con el Archivo para la Violencia con Armas (GVA, por sus siglas en inglés), aún sin acabar enero, en Estados Unidos se han registrado al menos 40 tiroteos en masa que, para las autoridades, son definidos como incidentes, en los que al menos cuatro personas resultan muertas o heridas sin contar el asaltante.
Se trata de la cifra más alta que se registra para este momento del año y cuyo récord anterior se fijó hace más de tres décadas. En total, han muerto 70 personas y se han registrado casi 170 heridos en enero, otra cifra sin antecedentes. En promedio, son casi tres muertos diarios en lo que va del mes (2.5 en promedio).
(De interés: Tres muertos a tiros en reunión en lujosa residencia cercana a Beverly Hills).

Policía de Estados Unidos tras los tiroteos del 4 julio.
Mark Borenstein/Getty Images/AFP
A pesar del abultado número, los ojos están sobre California, donde en un periodo de 48 horas se presentaron tres tiroteos que dejaron 19 muertos.
El primero ocurrió durante el fin de semana pasado en Monterey Park, cerca de Los Ángeles, donde un inmigrante chino abrió fuego contra personas de la tercera edad que celebraban el nuevo año lunar en un salón de baile, dejando 11 muertos antes de suicidarse. Luego, el lunes otro, hombre, también inmigrante de ese país, asesinó a otras siete personas en dos incidentes separados cerca de la localidad de Half Moon Bay. Horas después, a los 65 kilómetros en Oakland, un tercer individuó protagonizó otro incidente donde terminó muerta una persona y siete resultaron heridas.
Las autoridades aún investigan los motivos tras estos tiroteos y si existe alguna conexión entre ellos. Sobre todo en los dos primeros que fueron perpetrados por individuos en un momento muy especial para la comunidad asiática (el “año nuevo” para ellos que se celebra con dos semanas de festividades).
Y aunque las pesquisas son importantes, como dice Jaclyn Schildkraut, directora ejecutiva del Consorcio para la Investigación de la Violencia con Armas, no esconden el hecho de que en Estados Unidos no hay nadie que esté a salvo de este tipo de incidentes. A lo largo de los últimos años, los tiroteos han ocurrido en centros escolares, universidades, centros comerciales, supermercados, sitios de oración, discotecas, conciertos de música y puestos de trabajo.
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Muchos de los incidentes que se han registrado recientemente tienen un origen racial, migratorio o religioso
“Tampoco hay uniformidad en cuanto a los responsables. Si bien todos han sido hombres y la mayoría entre los 16 y los 30 años, como vimos esta semana en California, puede ser un anciano o un niño”, opina Schildkraut, en referencia a otro caso que conmocionó al país hace dos semanas cuando un niño de seis años le disparó a una de sus profesoras.
Y las motivaciones son igualmente difusas. Muchos de los incidentes que se han registrado recientemente tienen un origen racial, migratorio o religioso. Especialmente los que han afectado a comunidades hispanas y asiáticas, afroamericanos o judíos. Pero otras parecen ser en respuesta al matoneo en colegios, la insatisfacción laboral o por decepciones amorosas.
En cualquier caso, las cifras son escalofriantes. Entre el 2014 y el 2022 el número de tiroteos masivos en Estados Unidos, según GVA, se han duplicado: de 273 documentados a 647. Si bien entre el 2021 y 2022 se presentó una ligera reducción cuando se alcanzó un máximo histórico (690), las estadísticas del año pasado fueron excesivamente altas en comparación con años anteriores.

El joven fue procesado ese mismo 14 de mayo por la noche por el cargo de asesinato en primer grado y fue detenido sin derecho a fianza.
GVA también destaca cómo el fenómeno se ha agudizado en cuanto a la letalidad de los ataques. Nueve de los diez incidentes más mortíferos en la historia reciente de Estados Unidos se han presentado después del año 2007.
Pero no es solo eso. En general, las muertes con armas de fuego también vienen disparadas. De unas 30.000 -incluyendo suicidios en 2014- a casi 45.000 el año pasado. Es decir, un aumento del 50 por ciento en este período.
De acuerdo con un nuevo estudio publicado en diciembre por la Academia Americana de Pediatras, se trata de un fenómeno que está afectando cada vez más a los jóvenes del país. Hoy en día los decesos por armas de fuego es la principal causa de muerte para las personas menores de 24 años. Y para darle más contexto al drama otro informe del JAMA Network, especializado en violencia con armas, sostiene que desde la década de los 90 en Estados Unidos han muerto más de un millón de personas por esta vía.
Esas son más que los que han perecido en todas las guerras en las que ha participado ese país, incluyendo la Primera y Segunda guerras mundiales al igual que Corea y Vietnam, según cifras de la ONG Statista.
Estados Unidos es el único país del mundo donde hay más armas que personas entre la población civil.
El porqué de estas terribles estadísticas es más complejo que la sumatoria de muertes y es un debate que lleva años dividiendo a la sociedad estadounidense.
Muchos apuntan a un problema muy básico: la Segunda Enmienda de la Constitución Nacional, que permite la venta y posesión de armas entre la población civil, y la laxitud para controlarlas. De acuerdo con el informe anual del Small Arms Survey, en Estados Unidos hay en circulación unos 393 millones de armas o el equivalente a 120 armas por cada 100 habitantes.
“Estados Unidos es el único país del mundo donde hay más armas que personas entre la población civil. Le sigue Las Malvinas -territorio británico- donde hay la mitad, 62 por 100 habitantes, y luego Yemen, un país en guerra civil, donde hay 53 por cada 100 habitantes”, dice este reporte.
Adicionalmente, está la facilidad con la que pueden adquirirse -cualquier persona mayor de 16 años, en la mayoría de estado puede adquirir una hasta una tienda de abarrotes como Walmart. Y a lo que se suma el intenso lobby que hacen los fabricantes de armas a través de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) para impedir que el Congreso apruebe controles a su venta.
Pero del otro lado hay quienes defienden a muerte este derecho y su cultura que está afincada en las mismas fibras de la historia estadounidense. Para estos, por el contrario, muchos de los tiroteos podrían impedirse si más ciudadanos de bien estuviesen armados.

Autoridades recuperan un cuerpo en el sitio de un tiroteo en una instalación de FedEx en 2021.
Independientemente de donde se esté en ese debate, hay algunos factores que explicarían la tendencia alza que se viene registrando.
En primer lugar, de unos años para acá los civiles se han venidoarmando de manera exponencial. Solo entre el 2019 y el 2020 se registró un aumento del 65 por ciento en la venta de armas y el 2021 y 2022 presentaron cifras similares.
De acuerdo con Josh Horwitz, codirector del Centro para la Solución frente a la Violencia Armada de Johns Hopkins, en los últimos años se han presentado eventos que han causado gran incertidumbre, como el covid -19, la toma del Capitolio en enero del 2021 y las violentas protestas tras la muerte del afroamericano George Floyd. “La gente tiene miedo, y el antídoto contra el miedo es armarse. Y es un ciclo vicioso, porque eventos como los de esta semana lo producen aún más temor en una población que se siente vulnerable a este tipo de ataques y compra armas para protegerse”, dice Horwitz.
La gente tiene miedo, y el antídoto contra el miedo es armarse
Así mismo, la pandemia del coronavirus –y las penurias económicas y sicológicas que desató– elevó los niveles de estrés en las personas, creando una atmósfera propicia para que se presenten este tipo de incidentes entre una sociedad cada vez más armada.
Pero como dice Horwitz, lo que realmente separa a Estados Unidos del resto de países del mundo donde estas mismas cosas ocurren, es lo fácil que es adquirir armas de fuego. Si bien el año pasado, tras la masacre de Uvalde (Texas) donde fueron asesinados 19 niños y dos profesores, el Congreso aprobó un nuevo paquete de medidas para reforzar la revisión de antecedentes y otros controles, aún existen muchos vacíos en la legislación.

Un hombre coloca flores en un monumento improvisado en las afueras del Cielo Vista Mall Wal-Mart, donde un tiroteo dejó 20 muertos en El Paso.
Esa revisión de antecedentes para evitar que caigan en manos de delincuentes o personas con problemas mentales, por ejemplo, no incluye la venta de armas entre personas, o las que se hacen a través de internet o en las ferias de armas que se realizan diariamente en el país.
En todo caso, lo aprobado el año pasado, como demuestra lo que va de este 2023, no ha logrado hacer mella en la violencia. Esta semana, el presidente Joe Biden le pidió al Congreso que vaya mucho más allá. No solo cerrando estas lagunas sino aprobando restricciones a la venta de armas de asalto y proveedores de alta capacidad.
Pero dado las enormes divisiones que existen hoy en un Congreso donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes, es improbable que algo significativo avance.
Por lo menos no para detener una pesadilla que parece no tener fin.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON